15 jun 2011

Resumen de la temporada

Alí sonríe pensando en lo que se iba a reír de nosotros
Comenzaba la temporada 2010/2011 en Santander, como viene siendo costumbre con muchas dudas respecto a la plantilla, al cuerpo técnico, y a la directiva. Una plantilla, confeccionada con retales de otros equipos, jugadores cedidos, y hombres de la casa con quizás demasiada veteranía. La situación económica del club tampoco era muy esperanzadora, ya que las deudas y los créditos con el Gobierno Regional seguían siendo necesarios por un lado, y condenatorios por otro.


Las venta de Tchité al Standard de Lieja por una cantidad inferior a la que se pagó por él, así como la polémica “venta” de Canales al Real Madrid, más la marcha de los jugadores cedidos de la campaña anterior, dejaban al equipo bastante necesitados de refuerzos. De gente joven y con calidad, que pudiesen quedarse en el equipo para un futuro próximo en el que jugadores importantes de la plantilla, pero cuyo rendimiento va descendiendo en picado, se retirasen.

Los fichajes no parecían tan malos. Rosenberg (cedido) y Kennedy (fichado por dos temporadas) llegaron para apuntalar la delantera y el medio campo. Este último, junto con Tziolis, internacional griego, deberían encargarse de dar vitalidad, destruir juego rival, y comenzar las jugadas. Además, Adrián González, el hijo de ‘Míchel’ se incorporó también al equipo para dar más variedad a la media punta del equipo montañés. Para la defensa, Pernía obtuvo de nuevo la cesión de Henrique, jugador propiedad del Fútbol Club Barcelona, que pese a no haber hecho una mala campaña anterior, sí dio muestras de tener fallos de concentración en momentos puntuales de los partidos. Sin embargo, su compañero, además de Torrejón, sería un internacional chileno que venía de disputar el Mundial de Sudáfrica, Waldo Ponce. Además, y para los laterales, llegaron Cisma y Francis, para tratar de dar descanso de vez en cuando a un veterano Pinillos. 

El comienzo de temporada, con Miguel Ángel Portugal en el banquillo, no fue el mejor. Dos fuertes rivales como el todopoderoso F.C. Barcelona de Guardiola, y un Valencia muy ambicioso fueron los primeros rivales, que ganaron ambos enfrentamientos. Tras estos, una victoria a un dubitativo Zaragoza, y un empate en el Pizjuán, dieron paso a más resultados de esperar, victoria ante equipos que presumiblemente iban a estar luchando con el Racing por la permanencia, y derrota ante los equipos que estarían luchando por Europa. Catástrofes puntuales como la derrota por 3-1 en el Ciutat de Valencia ante un Levante recién ascendido, o el 4-1 que nos endosó el Málaga en La Rosaleda, volvieron a poner a Portugal en el disparadero. El burgalés, que mostraba una sensación de indiferencia ante los resultados del equipo, no congració nunca con la grada de El Sardinero.

Y menos ocurriría esto cuando en la Copa del Rey ante un rival de Segunda División como el Córdoba, caímos eliminados, tras perder por 2-0 en el Arcángel, y sólo poder ganar 3-1 en el partido de vuelta. Resultados poco halagüeños en Liga, desastrosa participación en la Copa del Rey, trofeo que a la afición santanderina hace ilusión tras las buenas participaciones que había tenido últimamente, fichajes que no rendían lo que se esperaba de ellos como Adrián González, Rosenberg, que era capaz de fallar ocasiones increíbles, la lesión de Tziolis casi a principios de temporada que le mantendría retirado del equipo durante varios meses, o la desaparición de Waldo Ponce, y una total desunión entre la directiva y el cuerpo técnico con la plantilla fueron el balance hasta llegar al mercado invernal.

A finales de enero llegaba al palco de El Sardinero Ali Syed. Un intrigante millonario que según parecía, venía dispuesto a hacer en Santander lo que otros millonarios habían hecho en Málaga. La afición, necesitada de estímulos, tenía esperanzas de que realmente ayudara a la situación económica del club, que estaba por aquel entonces muy necesitado de dinero ante las deudas con el Gobierno Regional, Hacienda y la plantilla de la temporada anterior. Además, gracias a la supuesta inyección económica, en el mercado invernal, volvieron a sonar nombres de jugadores y técnicos queridos por la afición, que podrían llegar para solucionar los problemas que había. Así, Nikola Zigic fue durante varios días el candidato para ser el refuerzo que tanto anhelaba la afición. A su vez, Marcelino comenzaba a sonar fuerte para sustituir a un Portugal que comenzaba a dar por perdido su cargo.
Finalmente, Zigic se quedó en Birmingham, pero el Racing se hizo con los servicios de Giovanni Dos Santos, canterano del F.C. Barcelona, jugador del Tottenham y conocido en los últimos tiempos más por sus juergas nocturnas que por su juego. Además, Marcelino finalmente llegó al banquillo del Racing, y la cara de la afición cambió ligeramente. Y es que los recuerdos de la grada con el asturiano eran muy bonitos. La clasificación para la UEFA, las semifinales de Copa del Rey. Todo parecía mejorar un poco.

De hecho, los resultados mejoraron ligeramente, y se notaba al equipo con algo más de regularidad y con más ganas por jugar y luchar por la permanencia. Marcelino demostraba con cada partido que se podía hacer algo más con aquella plantilla. Un empate ante el Villareal, victoria ante el Getafe como visitante, Atlético de Madrid como local, Mallorca, y Hércules, dieron la permanencia matemática a falta de un par de jornadas para la conclusión de la temporada. Los partidos ante Sporting de Gijón y Athletic fueron meros trámites que se saldaron ambos con derrota. 

Tras el final de temporada, Alí Syed ha desaparecido, dejando al Racing prácticamente con las mismas deudas, los jugadores de la primera plantilla planean denunciar al club por impago, el cambio de mandatario en el Gobierno Regional es una incógnita de cara al futuro del equipo, y Pernía sigue con su pésima gestión, planteándose si declarar al equipo en Concurso de Acreedores para ganar tiempo para juntar dinero para los pagos, y así no descender en los despachos lo que los jugadores lograron en el campo. Marcelino, como es lógico, ha abandonado el barco para irse a Sevilla. Sus formas no han sido las mejores, tras haber asegurado una semana antes que sólo entrenaría al Racing la temporada que viene. Quizás sea un exceso de intentar tener a todo el mundo contento, y eso no se puede. 

Pinta la cosa muy mal para la próxima temporada. Muchas dudas, sin entrenador, sin saber si habrá dinero para nada, sin fichajes que ilusionen a la afición. Habrá que ver cómo recibe ‘La Gradona de los Malditos’ al equipo en agosto. Porque va a haber que pelear. Y mucho
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